martes, 10 de junio de 2014

CONTRA EL SOCIALISMO AGAZAPADO DEL PALACIO DE NARIÑO


Lo del próximo domingo en las urnas, no será simplemente la elección del presidente número 60 de nuestra poco celebre historia republicana; no, de forma agazapada, será la elección en la cual se definirá el futuro modelo ideológico y económico que regirá las relaciones sociales y mercantiles entre los habitantes de la nación, decisión trascendental ensombrecida por la irresponsable polarización entre guerra y paz en la que simplificaron este debate electoral.

Las nuevas bases sobre las que descansa la campaña reeleccionista nos permiten percibir la tendencia socialista del camaleónico huésped del Palacio de Nariño, quien ya aseguro su estampa en la historia criolla, como aquel personaje que sin siquiera sonrojarse fue elegido por la derecha, gobernó como la centro-izquierda y posiblemente es reelegido (dios no quiera) por la izquierda recalcitrante y subversiva, muestra indiscutible de la “dinámica” putrefacta de la política nacional y de los efectos adictivos del presupuesto público convertido en mermelada.

Propuestas de desprivatización y desmercantilizacion de la economía expuestas desde la Habana por los asesores políticos del gobierno; la incorporación de guerrilleros a las filas de nuestro ejército, de la mano con la exigencia de una nueva doctrina militar propuesta por el erudito omnisapiente alcalde de la cada vez más caótica y destruida capital; la exigencia de virar la ideología de la junta directiva del Banco de la Republica desplegada por Clara López enemiga publica del libre mercado; y la utilización de la Fiscalía General de la Nación como lacayo al servicio de intenciones electorales, son apenas la punta del iceberg de lo que le espera a Colombia, país en el que sus habitantes se niegan a revisar las nefastas experiencias de su vecino más cercano en el cual, gracias al socialismo, el papel higiénico se convirtió en un producto suntuoso y la actividad con él desarrollada placer de unos pocos.

Ojo, no lo olvidemos, el socialismo es la filosofía del fracaso. El credo de la ignorancia, la predica de la envidia, y su virtud inherente, es la distribución igualitaria de la miseria[1], es el modelo de gobierno de los ególatras acomplejados con insaciable codicia de poder, cuyos contradictores corren la suerte de convertirse en el blanco predilecto de retaliaciones políticas mediante la utilización de órganos públicos permeados, sumisos y de bolsillo, y en el cual pensar diferente al gobierno es un pecado capital.

Así las cosas, este domingo los invito a votar, no solamente contra el socialismo que nos pretenden imponer, sino también contra la falta de coherencia e ideología política de la “unidad nacional” desvanecida por la mermelada, contra el sectarismo aniquilador de unos pocos, contra el “gamín” de Vargas Lleras, contra Petro, Piedad, Clara López, Iván Cepeda y las FARC y sobre todo votemos contra la risa sarcástica y prepotente del incompetente camaleón huésped del Palacio de Nariño.




[1] Winston Churchill